Ubicación de las pantallas

Si el propósito es entretener, comunicar, conectar con el cliente, influir en sus decisiones … entonces por qué, a veces, se lo ponemos tan difícil?

Mucho se ha escrito acerca de la adecuada ubicación de las pantallas sin embargo siendo algo tan obvio en cualquier estrategia de comunicación visual, todos hemos visto dispositivos en lugares imposibles.

Una vez definido el display oportuno, el que mejor se adapte al entorno, es preciso fijar un sitio que consiga captar la atención de la audiencia. Difícilmente se pueda conseguir ese impacto con monitores en alturas que provocarían tortícolis y cuyo emplazamiento sólo se justificaría si se tratara de un masajista cuya finalidad es la de atraer clientes contracturados; o de una empresa farmacéutica publicitando algún antiinflamatorio para el tratamiento de los dolores musculares.

Cómo puede un potencial cliente responder a una oferta, por muy chollo que sea, si la promocionamos en un monitor ubicado en el rincón más escondido del local? 

Y qué decir de esas pantallas que nos acompañan mientras subimos las escaleras mecánicas y que requieren la habilidad de la niña de “El Exorcista” para poder disfrutar de los contenidos.

 

Resumiendo, para conseguir lo que se conoce como “right screen placement” es preciso delimitar las instalaciones en aquellos sitios donde el mensaje llegue al público objetivo o difícilmente se consigan los fines que persigue el digital signage.